Para hacer bien el amor hay que ir al sur

Necesito que mi cabeza termine de entender que ya está todo firmado. Que los daños hechos ya no caben para reclamos porque nadie quiere darlos ni hay quien los reciba

Que de nada sirven las intensiones impulsivas de divulgarlo porque ¿para qué? No gano nada, nadie me va a dar dinero en compensación, un trabajo más o un premio por hacerlo. Para qué si ya todo era un secreto a voces. 

Necesito que mi cabeza entienda que amar bonito se siente así, que si se puede tener amor, comprensión y ternura de una misma persona. Risas, chineos, comida rica y canciones. Paseos, videos, fotos y recuerdos hermosos. 

Necesito que mi cabeza reemplace los malos recuerdos del trauma, de las mentiras, de los gritos, de la manipulación, de la represión y el castigo con los nuevos recuerdos de la playa, el volcán y el mercado. De andar por la vida tomados de la mano, de mis manos entre sus colochos, de sus ojos verdes cuando despierto en la mañana, del olor de su perfume, de su cabeza descansando sobre mis caderas, de las películas argentinas y pizza.  De un nuevo viaje. 

No quiero sentir más que estoy pegada a la cama, no quiero gritar más callándome con la almohada. Quiero volver a sentir la batería con más de 5%, que me den las ganas para seguir creando, haciendo, llamando, conectando, montando... necesito hacer, quiero hacer... y ya no estar cansada!

Necesito viajar al sur, porque para hacer bien el amor hay que ir al sur... lo sé... en todos los sentidos. Allá mi amor bonito espera, y acá yo espero también poder ir pronto. 

Que se acaben los eclipses, los retrógrados, las traiciones, las envidias, las malas vibras... ya es suficiente por este año. Estoy lista para que venga lo bueno, lo nuevo, lo lindo. Así que por favor cerebro mío entendé, y te lo digo con mucha compasión comprendiendo que han sido muchos años comiendo mierda... pero que te quieran y que te cuiden y te valoren y te escuchen y te respeten y te aprecien por quién sos está perfectamente bien. Por favor... dejame salir de la cama que hay mucho camino que recorrer.